A nivel psicológico, la culpa alude a la mala conciencia y al sentimiento negativo que la persona experimenta.
Una culpa SALUDABLE O CULPA ASERTIVA, es originada por algo que podrÃamos decir es relativamente objetivo y que podemos aprovechar para enmendar algo que vayamos a hacer o que hayamos hecho. Este tipo de culpa es muy útil y deberÃamos agradecerle a nuestra vocecita interior que nos avise de estas cosas. Para gestionar este sentimiento podemos corregir aquello que Ãbamos a hacer y hacerlo de otra forma que mejor nos parece. En caso de haber hecho algo esta culpa saludable puede ayudarnos a pedir perdón y a corregir algo que hemos hecho y que puede haber sentado mal a alguien. Lo cual sirve para seguir teniendo nuestras relaciones sanas y trabajadas.
Luego nos podemos encontrar con un sentimiento de culpa NO SALUDABLE que parezca encallado, un sentimiento que quizás llevamos arrastrando durante años y que parece que nunca nos podemos quitar. Una persona puede sentirse culpable por algo que hizo, por algo que no hizo, por algo que pensó que hizo, o por no hacer lo suficiente por alguien. Pocas emociones resultan tan problemáticas y a la vez peligrosas. No podemos olvidar, por ejemplo, que quien carga con este lastre, a menudo acaba haciendo daño a otros proyectando sobre los demás la propia culpa.
Estudios como los llevados a cabo por June Price Tangney y Jeff Stuewig, de la, Universidad George Mason, Fairfax, Virginia, nos señalan algo interesante. A menudo, al sentimiento de culpa se le añade otra dimensión: la vergüenza. Nos avergonzamos de nosotros mismos por no haber actuado en un momento dado como deseábamos.
Una culpa SALUDABLE O CULPA ASERTIVA, es originada por algo que podrÃamos decir es relativamente objetivo y que podemos aprovechar para enmendar algo que vayamos a hacer o que hayamos hecho. Este tipo de culpa es muy útil y deberÃamos agradecerle a nuestra vocecita interior que nos avise de estas cosas. Para gestionar este sentimiento podemos corregir aquello que Ãbamos a hacer y hacerlo de otra forma que mejor nos parece. En caso de haber hecho algo esta culpa saludable puede ayudarnos a pedir perdón y a corregir algo que hemos hecho y que puede haber sentado mal a alguien. Lo cual sirve para seguir teniendo nuestras relaciones sanas y trabajadas.
Luego nos podemos encontrar con un sentimiento de culpa NO SALUDABLE que parezca encallado, un sentimiento que quizás llevamos arrastrando durante años y que parece que nunca nos podemos quitar. Una persona puede sentirse culpable por algo que hizo, por algo que no hizo, por algo que pensó que hizo, o por no hacer lo suficiente por alguien. Pocas emociones resultan tan problemáticas y a la vez peligrosas. No podemos olvidar, por ejemplo, que quien carga con este lastre, a menudo acaba haciendo daño a otros proyectando sobre los demás la propia culpa.
Estudios como los llevados a cabo por June Price Tangney y Jeff Stuewig, de la, Universidad George Mason, Fairfax, Virginia, nos señalan algo interesante. A menudo, al sentimiento de culpa se le añade otra dimensión: la vergüenza. Nos avergonzamos de nosotros mismos por no haber actuado en un momento dado como deseábamos.
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